Este poemario da razón de la ciudad en sutiles pinceladas, visibles para quien camina portando una mirada abierta y parpadeante, entregándose a pequeños detalles de la cotidianidad.
A veces, por íntima necesidad, hay que navegar por las vastedades del paisaje.
Annabella Brüning
4
Cuatro jinetes transparentes
cabalgan entre muros
y paisajes deslavados
huelen a podrido
alborotan y callan
se enuncian
se muestran
casi nadie los ve
ponen ausencia con su presencia.
Se escabullen murmurando velatorios
integrándose a los spot que traspasan la audición.
Alójanse enhiestos
en la vorágine rosada que nubla el panorama.
Van por allí
¡Uf !... cabalgan
cabalgan.
31
Treinta y un días interminables
camina y vende
vende y camina.
Bajan sangrientos los verdes racimos
que un día nacieron
de sueños murmuradores.
No hay domingos
ni festivos.
Los atajos juveniles
fenecieron
las ilusiones aterrizaron
ya no están a la vista
las luces guías
se fragmentaron
y esa tenue claridad
le dice:
hay que reunir dinero
hay que pagar
la
maldita
cuota.
camina y muere
silencioso vacío
aferrado
al burdo vender.
29
Veintinueve muchachos
con mochilas a la espalda
transitan en desorden
empujándose y riendo.
No hay una conversación.
Ni un poema se desliza de boca alguna.
No hay ni siquiera un chisme.
Fragmentos de colores escapan ignorados.
¡Parece que todos son parientes
pues se tratan con el mismo nombre!
9
Nueve portazos
se escuchan uno tras otro.
150
Ciento cincuenta niños
abren ojos asombrados.
19
Diecinueve madres
llaman a sus pequeños hijos.
6
Seis abuelas gesticulan y callan.
2
Dos gatos peludos
escapan.
1
Un perro azul
los sigue.
750
Setecientos cincuenta pares de piernas
caminando por la misma calle
bosque improvisado
móvil
frenético
no importa adonde van
ni de donde vienen.
El niño que las ve
desde su corta altura
al transitar atado a mano materna
con el ensueño prendido en la tibieza
de la tarde
se emborracha y … se detiene.
Cincuenta y nueve canciones
una a una
invaden el salón
se deslizan rodando por el jardín
imprimen en paredes y escalas
notas cálidas y tristes
etéreas en cielos rasos
y graves en las cortinas.
En las niñas de la casa
vaivenes de bailarinas.
coposas
frágiles
atraviesan ligeras
-mientras murmuran novedades-
sobre la ciudad despierta.
Con sus ojos acuosos
fisgonean los movimientos de la gente
que las ignora.
Luego
en la nada y por la nada
en un devenir celeste
se deshacen.
43
Cuarenta y tres árboles
se desvelan aburridos.
El desagradable retumbar del tráfico
escucharon todo el día.
¿Quién nos puso
-alegan compungidos-
en esta platabanda concurrida
sin pensar en nuestro descanso?
324
Trescientos veinticuatro pájaros
los despiertan cada mañana.
Con un arrabal de melodías
los alegran.
13
Trece cantos diferentes
les ofrecen para pagar el alquiler.
57
Cincuenta y siete nidos construyeron
con paciencia y madurez
y contentos se han propuesto
114
Ciento catorce huevitos
empollar.
35
Treinta y cinco prendas de ropa
-festival alado de colores-
en cordel se balancean.
El viento las invita a bailar
-aquelarre de giros-.
El sol les presta su aliento
-vaivenes de perfume-.
Su paleta pone notas
y puntos de regocijo.
La sombra del árbol cercano
les imprime nuevas tonalidades
-embrujo dinámico-.
Ellas se exhiben airosas
como banderas de triunfo.
Sueñan…
Haber vestido con magia terrenal
El paisaje urbano.
50
Cincuenta ventanas indiferentes
miran hacia dentro
o hacia fuera .
16
Dieciséis están abiertas.
Borbotea el grácil aroma de jazmín primaveral
al cruzar sus marcos gastados.
34
Treinta y cuatro están cerradas.
A ellas no les interesa
sólo son ventanas.
37
Treinta y siete relojes de pared
palpitan al unísono
componen una melodía
repetida
imperturbable
sellando segundos
uno a uno
como gotas de agua que se acumulan
para reunir
poder.
99
Noventa y nueve libros
reposan en repisas empolvadas
sueñan que algún iluso
de esos que andan por allí
los coja
los acaricie
y al abrirlos beba
su contenido sagrado
como néctar prohibido.
55
Cincuenta y cinco botellas soñolientas
en un perímetro estrecho
atisban hacia la calle.
Susurran irreverentes:
¿cuál se irá primero
a provocar reminiscencias
desatinos
estériles alegrías
hostiles resentimientos?
¿Cuál?
32
Treinta y dos barrotes
chorreados de negro
hace mucho tiempo
descascaran escamas multiformes
que aburridas de estar ahí
tras la permutación que ignoran
y que libremente eligen
se abandonan.
Oscilan entre la aurora y el ocaso.
Enmudecen de pánico descolorido.
Huelen su resignación.
27
Veintisiete monedas mugrosas
atesora un pordiosero
en sucio bolsillo.
Chispas cristalinas
tintinean con su andar.
Su mano las acaricia
introduciéndolas
por mágica osmosis
en un caudal etéreo
de mansiones y banquetes
que por esa noche
lo saciarán.
46
Cuarenta y seis besos se dieron
en el otoño de la tarde
nutritivos
para ambos.
Así intercambiaron
exuberantes mixturas
novedades inconclusas
peregrinas melodías
y maravillas virtuales.
90
Noventa tic-tac tic-tac.
Campanario despierto
fiesta de campanadas
reloj.
Aire en suspenso
abierto a la inmanente predicción.
Una pareja joven
estrechándose las manos
escucha el paso del tiempo…
¿cuánto durará nuestro amor?
18
Dieciocho volantines de primavera
surcan el cielo azulino
en carrera hacia la altura.
Pinceladas multicolores
dibujan flores exóticas
suspendidas.
Sus tallos no se perciben
su libertad es mentira
atados van a la tierra
alguien los carga de sueños
pone en ellos sus recuerdos
sus anhelos
y…
los suelta.
24
Veinticuatro horas muy lentas
carga en sus hombros ella.
Inseparable de sus sueños
que la enajenan de las verdades
camina ignorando donde está
y no despierta.
Abre ojos que no ven
abre boca muda
manos que no cogen
suspiros perdidos
pasos que no alcanzan el suelo.
Nada sabe.
Nada espera.
El …
él se ha fugado
con otra.
30
Treinta huevos anidados
en livianas bandejas
lloran de ausencia materna
de raíces sesgadas
de fracaso supervivencial.
En locales del comercio
lloran
por no haber sido concebidos.
Lloran por llorar.
360
Trescientos sesenta redondos grados
giró por el espacio
impelida por manos infantiles.
Caprichosos dibujos rasgaron el aire.
Miradas clavadas en las imprevistas evoluciones
las mentes calculando
el lugar exacto donde boteará.
Emociones contenidas
reverberan entre parpadeo y parpadeo.
Un apasionado y breve suspenso.
2200
Dos mil doscientas cabezas
despiertan fugazmente de su inmolación
voltean hacia el cielo
fijando sus miradas cúbicas
hacia el sordo ruido
de un helicóptero.
¿Qué habrá sucedido?
¿Por qué ese deambular?
Hay que ver el noticiero de la noche.
1999
Mil novecientas noventa y nueve
caen nuevamente
sin andamios
en el vaso agridulce
de sus incontrolables pensamientos.
30.000
Treinta mil espectadores
siguen los lances del juego
con sus dientes apretados.
Los problemas, las rutinas
han quedado sin valor.
¡Qué jugada peligrosa!
Alivio…
nada pasó.
Hay que arañar
hacer fuerza
poner garra
hay que atrapar la energía
para cosechar un gol.
98
Noventa y ocho postes de luz
-soldados eléctricos-
muy tiesos custodian
aletargados.
Están ahí.
Sostienen.
No ven
ni escuchan nada.
58
Cincuenta y ocho suspiros
no exhalados
luciéndose en la maraña graciosa de un boldo
acogedor de enredaderas
pintan con sus morados azulosos
el paisaje de un jardín feliz.
28
Veintiocho golondrinas
en vuelos rapidísimos
dibujan electrizantes turbulencias en el aire.
Segundos después
la brisa
que el mar prodigó a la tierra
sin entender la lectura
insufla su cuerpo etéreo
y toma posesión de aquel espacio.
45
Cuarenta y cinco naranjas
jugosas
(repletos los vientres
de sol encapsulado
y aguas de aromas.
Brisas melódicas acunándolas
desde su inicio flor.)
Orgullosas de expandirse en esferas que cuelgan
como si flotaran
alrededor del verde compacto
de su árbol madre
esperan una mano cálida
para huir dentro de ella
y luego deshacerse en bocas anhelantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario