jueves, 15 de abril de 2010

Esperada jubilación

Cinco de agosto: Suena el despertador.

Ella le dice:

-¡Amor, hora de levantarse. No vaya a llegar tarde!

Él piensa: “Sólo un mes más y jubilaré, me siento tan cansado”.

Se levanta rápidamente. Ve tras la ventana, la niebla gris. Se viste y sin apuro toma desayuno, mira la hora y trota hacia la estación, donde se sumerge entre tanto sobreviviente lleno de silencioso esperanzas y sueños personales.

Cinco de septiembre: Suena el despertador.

-¡Amor, amoor!

No hay movimiento. No hay respuesta ni mirada cansada.

-Amor, es su último día de trabajo, mañana será libre.

No hay respuesta, sólo una mirada fija. Ella lo toca. Está frío.

*

Él ya es libre.

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