Esperada jubilación
Cinco de agosto: Suena el despertador.
Ella le dice:
-¡Amor, hora de levantarse. No vaya a llegar tarde!
Él piensa: “Sólo un mes más y jubilaré, me siento tan cansado”.
Se levanta rápidamente. Ve tras la ventana, la niebla gris. Se viste y sin apuro toma desayuno, mira la hora y trota hacia la estación, donde se sumerge entre tanto sobreviviente lleno de silencioso esperanzas y sueños personales.
Cinco de septiembre: Suena el despertador.
-¡Amor, amoor!
No hay movimiento. No hay respuesta ni mirada cansada.
-Amor, es su último día de trabajo, mañana será libre.
No hay respuesta, sólo una mirada fija. Ella lo toca. Está frío.
*
Él ya es libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario